Una persona recibe en su celular un mensaje de texto en el que le aseguran que ganó un determinado premio. Puede ser dinero o un auto. 

Generalmente, el mensaje contiene palabras escritas en letras mayúsculas y varios signos de exclamación. También un número al que debe llamar. Si lo hace, le dicen que para acceder al premio tiene que realizar un depósito de una suma considerable. Tentado, el usuario deposita lo solicitado. Y el premio jamás aparece.

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El primer consejo es desconfiar y no pagar nada sin estar seguros. 
Antes de realizar un abono, los usuarios deben evacuar todas las dudas y solicitar detalles vía mail. Cuando eso ocurre, en general cortan la comunicación dejando de lado el intento de estafa. 

Los concursos con premios reales, organizados por programas de televisión por ejemplo, comunican las Bases y Condiciones del concurso en páginas webs del canal de televisión o del propio programa de tv. Allí el ciudadano podrá informarse acerca de cómo se realiza la entrega de premios.

En los concursos legítimos, los premios se otorgan exclusivamente por suerte, y los participantes no tienen que pagar un cargo ni comprar nada para participar o aumentar sus probabilidades de ganar. Pero en los esquemas fraudulentos, los "ganadores" casi siempre tienen que pagar de su propio bolsillo para participar del concurso o cobrar o conseguir su "premio".

No confundir premios con promociones. En las promociones se establece un período breve de tiempo en el cual se puede acceder, mediante un pago, al beneficio promocionado.